lunes, 7 de noviembre de 2016

POESIA DE GLORINELA

Y PENSAR

Y pensar que te quise y que viviste
por más de un lustro en mí;
que luz radiante en mi existencia fuiste
y que sólo fuí sombra para ti.

Y pensar que he faltado al juramento
que en silencio te dí;
pero de esta traición no me arrepiento
¡porque es mejor así!


ORO VIEJO

Yo también como tú, conservo hermano,
un cofre donde guardo el "oro viejo";
en horas melancólicas me alejo
del mundanal bullicio, torpe y vano;
y escapando con él entre mi mano
en lo apartado de un rincón me pierdo;
y alma y memoria de común acuerdo
-cual si fueran dos rubias hilanderas-
hilan calladamente sus quimeras
en la empolvada rueca del recuerdo...

Con unción, mansamente, voy sacando
esas vejeces que a evocar convidan;
como friolentos pájaros se anidan
cuando ven que el otoño va llegando,
una aureola de paz me va cercando
y siento, al envolverme en sus fulgores,
que todos mis pasados sinsabores
se van desvaneciendo lentamente,
como rumor de una lejana fuente,
como el color de las marchitas flores...


HA TRANSCURRIDO UN LUSTRO...

Ha transcurrido un lustro desde el día
que en mi vivir sereno apareciste;
un lustro que has reído en mi alegría
y que has sufrido al encontrarme triste
¡Oh, sublime obsesión: tú sólo fuiste
quién me ayudó a vencer mi rebeldía
y cuando hundida estuve en la agonía
tú la fe y el valor me devolviste!

¡Oh, bendita obsesión, sublime y bella:
en el libro pequeño de mi historia,
en muchas de sus páginas descuella
tu nombre a modo de jaculatoria!
Si de mi vida amarga e ilusoria
caprichoso el destino te alejara,
¡sería cual si de un tajo me arrancara
el alma, la visión y la memoria!

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